Hoy he curtido bastante el silencio. No he visto noticieros. A la mañana sí escuché unos temas para arrancar el día, siempre lo hago, nunca miro televisiòn a la mañana, mayormente y casi siempre leo o escucho música. Después de bañarme, afeitarme, cambiarme y hacer los preparativos para ir a trabajar, arranco con unos temas que también es como leer, entonces lo visual queda en el imaginario y uno cierra los ojos, abre los oídos y empieza a ver. Algo que me tiene que gustar de la canción es la letra. Creo que es muy importante entender lo que ella me está diciendo. Quizás antes no reparaba tanto en este punto o al menos, no tenía tanta conciencia de los contenidos de algunas. Vengo de una época en la que se curtía también música de afuera que si bien lo nacional tenía un lugar muy importante en lo que se refiere a mis gustos, no voy a negar que escuchaba música en inglés, es decir música que no era de acá. Y pasado el tiempo uno empieza a entender a considerar que hay tanto aquí para escuchar por ejemplo: Mercedes Sosa, María Elena Walsh, ya sé son canciones viejas que se convirtieron en eternas, es ese eterno personificado, en esa lejanía o cercanía que casi pudimos palpar. Personas que lucharon tanto y se la jugaron por mejorar la vida de todos, gente que traspasaron su propia piel llegaron a través de una canción, una palabra o una acción a los rincones más desplazados, hasta aquellos que más lo necesitaban, comprendiendo que todo no es lo que se ve (así pudieron llegar) que todo no es lo que te quieren mostrar, entonces, los que se atreven a mirar un poco más se los consideran locos, son desplazados o desaparecidos.
Escucharlos de acá se asimila a escuchar el silencio. Es la aproximación a lo más cercano, al uno mismo que a veces suele no habitar el lugar, por no atreverse descubrir el caos que puede haber, pensando que evitar encontrarse con el desorden es lo mejor.
El silencio nos lleva a encontrarnos con esos ruidos internos. Con esas voces que gritan de lo profundo, sólo prestándoles atención se puede comenzar la tarea de entendernos a nosotros mismos. Ya el simple hecho de reconocer un conflicto, se habrá hecho el paso principal que es haber escuchado la voz y es tan importante trabajar en este campo, puesto que desde ahí, nacen nuestras actitudes que surgen a diario, este es el motor que mencioné en un carta anterior.
Suele resultar a veces hasta insoportable descubrir, porque si uno busca realmente encuentra que tiene que resolver asuntos y al resolverlos cae en la cuenta que en algo se estuvo equivocando y suele resultar vergonzoso admitirlo, y esa misma vergüenza suele ser la negación, así que, es preciso perderla, reconocerla para dar el paso hacia el otro lado. Luego los ruidos internos comienzan poco a poco a convertirse en canciones, y esa voz, nuestro mejor amigo. Este amigo que pregunta y también responde, comienza a sentir la necesidad de volver a salir. Ya ha librado algunas batallas y ha resuelto algunos asuntos. Ahora siente la necesidad de salir y no la de escaparse, sino, al encuentro con los otros. Como sintiendo la necesidad, de compartir aquello aprendido, también lo creado. Con la necesidad de debatir dudas que esclarezcan el camino. Sale y cree encontrarse con una mirada y los instantes dedicados se convierten en algo más que soledad también es compañía, aunque desea en lo más profundo, convertir esa mirada en algo más real. Pero confía que seguir trabajando lo llevará a lo posible.
Les dejo tres canciones:
* Las cosas tienen movimiento - J.C. Baglietto
* Mensajes del alma - Leon Gieco
* Donde esconder tantas manos - Las Pastillas del Abuelo