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"YO NO QUIERO MORIR PARA CAMBIAR LA HISTORIA, QUIERO VIVIR PARA CAMBIARLA"

sábado, 19 de febrero de 2011

Viernes 4 de febrero de 2011.

Hoy he curtido bastante el silencio. No he visto noticieros. A la mañana sí escuché unos temas para arrancar el día, siempre lo hago, nunca miro televisiòn a la mañana, mayormente y casi siempre leo o escucho música. Después de bañarme, afeitarme, cambiarme y hacer los preparativos para ir a trabajar, arranco con unos temas que también es como leer, entonces lo visual queda en el imaginario y uno cierra los ojos, abre los oídos y empieza a ver. Algo que me tiene que gustar de la canción es la letra. Creo que es muy importante entender lo que ella me está diciendo. Quizás antes no reparaba tanto en este punto o al menos, no tenía tanta conciencia de los contenidos de algunas. Vengo de una época en la que se curtía también música de afuera que si bien lo nacional tenía un lugar muy importante en lo que se refiere a mis gustos, no voy a negar que escuchaba música en inglés, es decir música que no era de acá. Y pasado el tiempo uno empieza a entender a considerar que hay tanto aquí para escuchar  por ejemplo: Mercedes Sosa, María Elena Walsh, ya sé son canciones viejas que se convirtieron en eternas, es ese eterno personificado, en esa lejanía o cercanía que casi pudimos palpar. Personas que lucharon tanto y se la jugaron por mejorar la vida de todos, gente que traspasaron su propia piel llegaron a través de una canción, una palabra o una acción a los rincones más desplazados, hasta aquellos que más lo necesitaban, comprendiendo que todo no es lo que se ve (así pudieron llegar) que todo no es lo que te quieren mostrar, entonces, los que se atreven a mirar un poco más se los consideran locos, son desplazados o desaparecidos.
Escucharlos de acá se asimila a escuchar el silencio. Es la aproximación a lo más cercano, al uno mismo que a veces suele no habitar el lugar, por no atreverse descubrir el caos que puede haber, pensando que evitar encontrarse con el desorden es lo mejor. 
El silencio nos lleva a encontrarnos con esos ruidos internos. Con esas voces que gritan de lo profundo, sólo prestándoles atención se puede comenzar la tarea de entendernos a nosotros mismos. Ya el simple hecho de reconocer un conflicto, se habrá hecho el paso principal que es haber escuchado la voz y es tan importante trabajar en este campo, puesto que desde ahí, nacen nuestras actitudes que surgen a diario, este es el motor que mencioné en un carta anterior.
Suele resultar a veces hasta insoportable descubrir, porque si uno busca realmente encuentra que tiene que resolver asuntos y al resolverlos cae en la cuenta que en algo se estuvo equivocando y suele resultar vergonzoso admitirlo, y esa misma vergüenza suele ser la negación, así que, es preciso perderla, reconocerla para dar el paso hacia el otro lado. Luego los ruidos internos comienzan poco a poco a convertirse en canciones, y esa voz, nuestro mejor amigo. Este amigo que pregunta y también responde, comienza a sentir la necesidad de volver a salir. Ya ha librado algunas batallas y ha resuelto algunos asuntos. Ahora siente la necesidad de salir y no la de escaparse, sino, al encuentro con los otros. Como sintiendo la necesidad, de compartir aquello aprendido, también lo creado. Con la necesidad de debatir dudas que esclarezcan el camino. Sale y cree encontrarse con una mirada y los instantes dedicados se convierten en algo más que soledad también es compañía, aunque desea en lo más profundo, convertir esa mirada en algo más real. Pero confía que seguir trabajando lo llevará a lo posible.  


Les dejo tres canciones:

* Las cosas tienen movimiento - J.C. Baglietto
* Mensajes del alma - Leon Gieco
* Donde esconder tantas manos - Las Pastillas del Abuelo

sábado, 5 de febrero de 2011

Mìercoles 2 de febrero de 2011.

Anotando y contando cada día los sucesos que voy elaborando, a la vez, me posibilita desarrollar mejor el juego del lenguaje, ese diálogo tan entretenido que parte de las preguntas. Del querer saber cómo funciona el mundo. De conocer mejor los movimientos de mis pasos. Estos pasos a los que intento darles sentido hacia mi ser. Conocerme y saber, a partir de ahí, dónde quiero continuar.
Todo lo que hasta aquí he logrado, digamos que fue necesario.
Lo que no me permito aceptar es seguir cometiendo los mismos errores. Reincidir a este lugar no es vida. Una vez, fuera de aquí, recostado en mi cama, estando sufriendo una perdida grande de un familiar querido por consecuencia de "la vida entorno al delito" lloré y deseé tan profundo salir y alejarme de todo ésto y fue tan fuerte lo que ese día me pasó, que aún lo recuerdo. Y ...¿èsto es lo qué quería? no creo. Pero lo que estoy empezando a entender es que si uno no pone atención en los asuntos cotidianos que construyen nuestros días, mañana puede ir uno a parar a cualquier parte. Porque tampoco uno puede estar responsabilizando de todo a los padres o a la sociedad o un sistema carcelario. Quiero saber más de lo que hay en mí oculto. Trabajar en esa parte, ajustar las cuerdas del motor.
No me gusta estar quejándome o lamentándome por tal o cual cosa, o por los momentos malos que uno en la vida a veces tiene que a travesar. Trato de tomar todo con valor. Pero no creo  en eso que los hombres no lloran si aquí o en cualquier parte estoy seguro que hasta los más duros en la soledad por algo, en lo más profundo habrán llorado. Bueno, pero todo ser de alguna manera utiliza una tapa. Yo por lo pronto me quedo pensando que pared he de romper.